Miscelánea

Un tiempo para comenzar y el mismo intento para alcanzar lo inimaginable. La Naturaleza espera seguir en libertad a pesar nuestro y sin embargo el ser humano, el más idóneo y elegido para la libertad, acaba siendo un esclavo de sí mismo. Pobre humanidad que tiene mojadas las alas por causa de estos tiempos difíciles, pero ánimos que para eso están los obstáculos, para superarlos. Salgamos de nuestros pensamientos temporales y busquemos lo atemporal, preguntándonos el por y el para que de las situaciones humanas. Dicen los escritos que tenemos una mente de deseos insaciables y es cierto, pero entre la filosofía de Oriente, también nos enseña que esa «mente de deseos» es dual – Kama manas – que tiende a protegerse a sí misma, como todo en la Naturaleza, constituyendo con esto los propios egos de las personas. Evidentemente, nada más nos hace falta que observemos los muchos «modos» de ver y sentir la vida, donde cada uno pretende ser el único. Esto es, a groso modo el sentido de la «separatividad» del ser humano con el medio. Pero ánimo lector, también de Oriente nos viene la sublime nota de que el hombre tiene una chispa de inegoismo o de mente universal – manas – que se pone en sintonía con la generalidad de ideas comunes y de amistad con los demás. Es el Universo de la Paz, el Amor y de la Belleza, lugar que en el fondo, todos buscamos. Es el espacio donde surgen las preguntas que muestro más abajo, las mismas que nos permitirán, tarde o temprano salir de nuestra pequeñez y secar las alas de nuestras esperanzas por ver un mundo mejor. Las alas son las dos herramientas regaladas por la Divinidad, que son el Conocimiento y la Caridad.

Qué nos pongamos en marcha depende de nosotros ante el camino en la búsqueda de la Verdad y su esencia, la Libertad de conocernos.


¿Por qué hay tanto sufrimiento en el mundo?

¿Por qué existe tanta injusticia?

¿Cuál es el propósito de la vida?

¿Existe vida después de la muerte?

¿Tenemos libre albedrío o somos marionetas del destino?

¿Somos responsables de nuestros actos, recogeremos lo que sembramos?

¿Es este un Universo fortuito, gobernado por fuerzas ciegas, o existe un plan detrás de él?


Podemos añadir aún más preguntas, pero las que verdaderamente nos sirve, son aquellas que tienen en su centro un pensamiento universal o manásico según la filosofía atemporal.

La humanidad es la Ciudad de las Once puertas donde los Diez mandamientos deben primar a los egoísmos, puesto que todos buscamos lo mismo, la Unidad del Uno.

Zharten

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